¿Probioticos o vitaminas? Mejores suplementos al tomar antibióticos

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Ante la preocupación por el desequilibrio que pueden causar los antibióticos en el organismo, surge la duda sobre si es más adecuado complementar su uso con probióticos o vitaminas para favorecer la recuperación y mantener el bienestar general.
Tl;dr
- Los antibióticos alteran el equilibrio del microbiota intestinal.
- Probioticos y alimentos fermentados ayudan en la recuperación.
- Vitaminas apoyan la inmunidad tras el tratamiento antibiótico.
Antibióticos: el delicado precio de su eficacia
Aunque el efecto de los antibióticos frente a infecciones resulta incuestionable, su impacto sobre nuestro organismo suele ir mucho más allá de combatir bacterias nocivas. Al eliminar microorganismos indiscriminadamente, no solo desaparecen los agentes patógenos, sino que también se reduce drásticamente la presencia de bacterias beneficiosas como Lactobacillus y Bifidobacterium. Esta alteración en la flora intestinal puede desembocar en molestias digestivas —como diarreas o hinchazón— y en una disminución de las defensas, efectos que pueden persistir varias semanas tras finalizar el tratamiento.
Probioticos y alimentos fermentados: restauradores naturales
Ante este desequilibrio, los probióticos surgen como grandes aliados para reconstruir la biodiversidad perdida. Diversos estudios avalan que su consumo durante o después de la toma de antibióticos reduce hasta la mitad el riesgo de sufrir diarrea asociada a estos fármacos. Cepas como Lactobacillus rhamnosus GG o Saccharomyces boulardii, al igual que jardineros expertos, reimplantan lentamente las bacterias beneficiosas allí donde han desaparecido.
Varios elementos explican cómo potenciar esta recuperación:
- Incluir en la dieta productos fermentados, como yogur o kéfir.
- Aprovechar prebióticos naturales (por ejemplo, bananas, ajo, avena) para nutrir las bacterias saludables.
Papel complementario de las vitaminas
En paralelo, las vitaminas desempeñan un papel relevante aunque menos directo. Es frecuente que determinados tratamientos antibióticos disminuyan los niveles de vitaminas B y K. Por ello, mantener una ingesta adecuada —ya sea mediante suplementos o alimentos ricos en estos nutrientes— favorece tanto la energía como los procesos de reparación celular. La vitamina C, por su parte, refuerza el sistema inmunitario en momentos especialmente vulnerables.
Tándem eficaz: coordinación entre probióticos y vitaminas
Resulta fundamental coordinar el consumo de estos complementos para optimizar sus beneficios. Así, los probióticos deberían tomarse unas horas después del antibiótico, evitando su destrucción prematura. Las vitaminas, preferiblemente junto a las comidas, se absorben mejor y contribuyen a una recuperación global. En definitiva, lejos de competir entre sí, probióticos y vitaminas conforman un tándem esencial para recuperar la salud intestinal tras una terapia con antibióticos.