¿Es recomendable dar suplementos alimenticios a niños quisquillosos?

ADN
Ante la preocupación de muchos padres sobre la alimentación de los niños selectivos, surge el debate acerca de la conveniencia de ofrecer suplementos nutricionales. Una experta analiza los riesgos y beneficios de recurrir a estos productos en casos específicos.
Tl;dr
- Alimentación variada supera a suplementos para niños sanos.
- Exceso de vitaminas puede provocar riesgos y efectos graves.
- Consulta médica solo ante carencias o necesidades específicas.
El auge de los suplementos infantiles en supermercados
En los pasillos de cualquier supermercado, los llamativos envases de complementos vitamínicos para niños se han convertido en protagonistas indiscutibles. Muchos padres, preocupados por el apetito variable o los caprichos alimentarios de sus hijos, ven en estos productos una solución rápida para cubrir posibles carencias y favorecer el desarrollo óptimo. Sin embargo, la conveniencia real de recurrir a estas soluciones aparentemente inocuas sigue siendo motivo de debate.
La evidencia científica frente al marketing
Pese a las promesas publicitarias —refuerzo inmunitario, mejora cognitiva, crecimiento acelerado—, la mayor parte de los expertos coincide: para los menores sanos, una alimentación equilibrada resulta más que suficiente para cubrir las necesidades diarias de vitaminas y minerales. Alimentos cotidianos como cereales, lácteos o panes enriquecidos ya aportan nutrientes esenciales —calcio, hierro, vitaminas del grupo B— gracias a su composición o fortificación industrial. Además, hasta la fecha, la ciencia apenas ha podido demostrar beneficios claros del uso sistemático de suplementos en esta población sin deficiencias diagnosticadas.
Riesgos ocultos de un consumo innecesario
En este contexto, conviene recordar que los suplementos no están exentos de peligros. Un exceso de ciertas vitaminas liposolubles —como la A, D, E y K— puede acumularse en el organismo y llegar a niveles tóxicos, con consecuencias graves e incluso mortales en casos extremos. A esto se suman otros efectos secundarios: dosis elevadas de vitamina C provocan problemas digestivos; la ingesta excesiva de algunos nutrientes puede interferir en la absorción de otros elementos esenciales. Por si fuera poco, la presencia de azúcares añadidos y sabores artificiales en muchos productos pensados para niños va en contra del fomento de unos hábitos alimentarios saludables desde la infancia.
Estrategias cotidianas para fomentar una dieta variada
Varios elementos pueden ayudar a mejorar la alimentación de los más pequeños sin recurrir a comprimidos. Por ejemplo:
- Incorporar discretamente verduras como el chou-fleur o las judías blancas en purés familiares.
- Alternar entre cereales integrales y refinados.
- Presentar frutas nuevas junto a alimentos ya aceptados.
Solo en situaciones muy concretas —carencias detectadas por análisis, enfermedades crónicas o dietas extremadamente restrictivas— la consulta con un profesional sanitario, como un pediatra o dietista, resulta imprescindible. Para la amplia mayoría, confiar en la variedad y calidad de la comida diaria sigue siendo el mejor aliado para una salud robusta en la infancia.