“El diablo me pinta y todo es posible”: La terrible advertencia antes del femicidio de una niña en Tucumán
Fabián Rojas, exfiscal, relató a TN uno de los casos más conmovedores de su carrera: el asesinato de Milagros Torres, una niña de 12 años, a manos de su padrastro en mayo de 2016. ¿Cómo pudo ocurrir tal tragedia?
Tl;dr
La tragedia de Milagros Torres
En una casa humilde a las afueras de Tucumán, se desató una tragedia que conmovió a toda la provincia. Milagros Torres, una niña de apenas 12 años, fue brutalmente asesinada mientras dormía en su hogar. El hecho tuvo lugar a fines de mayo de 2016, y desde entonces, ha dejado una huella imborrable en la comunidad.
Una amenaza convertida en realidad
La ex pareja de la madre de Milagros, un hombre que había amenazado a la mujer el día antes del crimen con la frase “Me pinta el diablo y soy capaz de todo por vos”, rápidamente se convirtió en el principal sospechoso. María del Carmen Aranda, la madre de la víctima, había terminado la relación con este hombre, identificado como Ricardo “Pelancho” Pérez, tres meses antes del crimen. Sin embargo, Pérez no aceptó la decisión y continuó acosándola y amenazándola.
El horror descubierto
El día del crimen, Aranda había dejado a su hija sola para ir a bailar con amigos. Al regresar a casa la mañana siguiente, encontró a Milagros sin vida, atada de pies y manos con cables y con una bola hecha con medias en la boca. La niña había sido violada y asfixiada.
El caso se cerró un año después con una condena a prisión perpetua para Pérez. Sin embargo, esta sentencia hizo poco para aliviar la terrible sensación de que la muerte de Milagros fue el inevitable resultado de la negligencia y el abandono que sufrió en vida.
Opinión editorial
El caso de Milagros Torres es un recordatorio desgarrador de la violencia de género que aún persiste en nuestra sociedad. Nos obliga a cuestionar cuánto hemos avanzado realmente en la protección de las víctimas de violencia doméstica y abuso. Es hora de reflexionar y tomar medidas para prevenir que otros niños y niñas terminen en la misma situación desesperada que Milagros. En lugar de mirar hacia otro lado, debemos asumir la responsabilidad de proteger a los más vulnerables en nuestra sociedad.