Productor Lechero: Sequía y Gobierno, la Tormenta Perfecta para la Quiebra
Pablo Tosolini, dueño de dos granjas en Córdoba, reveló a TN que se vio obligado a cerrar una de ellas debido a las condiciones climáticas y al impacto del "dólar agro". Intentó sin éxito comunicarse con el ministro Sergio Massa. ¿Podrá superar estos obstáculos?
Tl;dr
La crisis del sector lechero
Como administrador de tambos, Pablo Tosolini conoce de primera mano la realidad del sector lechero. En su establecimiento, Los Quebrachitos, la producción de quesos y dulce de leche se ha visto amenazada. “Jamás se vivió una situación como la que estamos viviendo, entre la sequía y el Gobierno es la tormenta perfecta para fundirse”, afirmó.
Sequía y política: una combinación fatal
Durante los últimos dos años, la sequía ha diezmado las pasturas esenciales para alimentar al ganado. Además, factores como la devaluación y el aumento de los precios de los insumos dolarizados han impactado negativamente en la rentabilidad. “Hemos perdido la cosecha que teníamos para alimentar a las vacas y hacer los silos”, lamentó Tosolini.
El impacto humano
La crisis no solo afecta a los animales y a la producción, sino también a las personas. Tosolini tuvo que tomar la difícil decisión de cerrar uno de sus tambos, dejando a 18 familias sin empleo. A pesar de sus intentos de comunicarse con el ministro Sergio Massa, no recibió ninguna respuesta.
Los altos costos
Los altos costos de los insumos y la discrepancia entre los precios de la leche y los gastos de producción complican aún más la situación. “Comprar la comida sale muy caro. El grano de maíz cuesta $120 a 130 mil, el expeller $ 300 a 350 mil la tonelada y un kilo de rollo puesto en el campo $120 y la leche de octubre la cobramos $125”, detalló Tosolini.
Opinión editorial
La crisis que vive el sector lechero es un reflejo de la falta de políticas adecuadas y de la vulnerabilidad de nuestra economía ante los cambios climáticos. Es esencial que el Gobierno tome medidas urgentes para apoyar a los productores y garantizar la supervivencia de esta industria vital. El campo no puede seguir siendo el gran olvidado de las políticas de desarrollo.