¿Fatiga y altibajos emocionales? Descubre si te falta magnesio y cómo afecta tu bienestar
La falta de energía y los problemas de ánimo pueden tener diversas causas; sin embargo, una deficiencia de magnesio es un factor a menudo subestimado que podría estar detrás de estos síntomas frecuentes en la vida cotidiana.
Tl;dr
El papel oculto del magnesio en la salud cerebral
Pocas veces se relaciona la falta de magnesio con la sensación de fatiga mental o dificultades para mantener la atención. Sin embargo, numerosos estudios recientes sitúan a este mineral en el centro del equilibrio cognitivo y emocional. Lejos de limitarse a un simple papel fisiológico, el magnesio resulta esencial para el funcionamiento óptimo del cerebro.
Mecanismos y funciones clave
La influencia del magnesio va mucho más allá de sus más de 300 reacciones bioquímicas conocidas en el organismo. Este mineral regula importantes «messagers chimiques» —como el GABA y el glutamato— que garantizan la correcta transmisión neuronal. Además, participa activamente en el control del cortisol, la llamada «hormone du stress», atenuando los picos emocionales y favoreciendo una mayor resiliencia ante situaciones adversas.
No menos relevante es su función sobre la circulación sanguínea: al relajar los vasos y optimizar el flujo, contribuye a suministrar energía al cerebro mediante la producción de ATP, indispensable para la vitalidad celular.
Síntomas y señales de alerta
Detectar una carencia no siempre resulta sencillo, pues los signos pueden pasar inadvertidos o atribuirse a otros factores cotidianos. Varios elementos explican esta situación:
Si estos síntomas se ignoran durante demasiado tiempo, las consecuencias pueden ir más allá del ámbito mental e impactar negativamente en el corazón o incrementar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Estrategias alimentarias para un equilibrio sostenible
Afortunadamente, recuperar los niveles recomendados —en torno a 400-420 mg diarios para adultos— es perfectamente viable mediante pequeños ajustes nutricionales. Incluir en la dieta alimentos como los espinacas, las almendras, las semillas de calabaza, el chocolate negro o el salmón suele ser suficiente para restaurar ese equilibrio perdido. Así pues, antes de achacar el cansancio intelectual a causas psicológicas o laborales, conviene plantearse si no será el magnesio, silencioso pero imprescindible, quien reclama atención desde un segundo plano.