Cómo los octogenarios mantienen una memoria de 50 años

ADN
Un equipo de investigadores ha revelado los factores que permiten a algunas personas mayores de 80 años mantener una memoria similar a la de quienes tienen alrededor de 50, abriendo nuevas perspectivas sobre el envejecimiento y la salud cognitiva.
Tl;dr
- Algunos octogenarios mantienen memoria de personas más jóvenes.
- Factores biológicos y estilo de vida influyen en este fenómeno.
- No todo el declive cognitivo es inevitable con la edad.
El enigma de los «superagers»
Aunque durante años se ha dado por sentado que el paso del tiempo trae consigo un inevitable deterioro de la memoria, investigaciones recientes empiezan a cuestionar esa visión. En realidad, existe un reducido grupo de personas mayores –los denominados superagers– que conservan una agudeza mental más propia de quienes tienen varias décadas menos. Esas excepciones desafían no solo las expectativas sociales, sino también los límites de la ciencia.
Hallazgos científicos sorprendentes
Un equipo liderado por la Northwestern University Feinberg School of Medicine ha seguido de cerca a estos octogenarios fuera de lo común. Sus resultados muestran que algunos individuos de más de ochenta años obtienen en pruebas de memoria puntuaciones comparables a las de personas de cincuenta. ¿Cómo es posible? Todo apunta a mecanismos biológicos específicos: una resistencia notable a las lesiones cerebrales típicas del envejecimiento –como los depósitos amiloides o los ovillos tau– junto con una resiliencia cerebral extraordinaria. Los análisis revelan un cortex cerebral más grueso, especialmente en el gyrus cingulado anterior, y la conservación de neuronas cruciales como las von Economo, asociadas tanto a la memoria como a las habilidades sociales.
El papel decisivo del estilo de vida
Ahora bien, limitarse a la biología sería simplificar demasiado. Muchos investigadores subrayan que detrás del fenómeno superager se encuentra también una forma concreta de vivir. Varios elementos explican esta diferencia:
- Compromiso social: relaciones sólidas y participación comunitaria activa.
- Estimulación intelectual: curiosidad sostenida y aprendizaje continuo.
- Cuidado físico: actividad regular y ausencia significativa de enfermedades crónicas.
Aunque aún quedan incógnitas genéticas por despejar, estos hábitos parecen contribuir a preservar esa juventud cerebral tan insólita.
¿Es evitable el deterioro cognitivo?
Cada vez más expertos consideran que el declive mental asociado al envejecimiento no es un destino universal e ineludible. El National Institute on Aging, por ejemplo, insiste en que mantenerse activo –en lo social y lo intelectual– constituye una estrategia sólida para proteger las funciones cognitivas con los años. Sin embargo, nadie puede prometer resultados milagrosos: el misterio genético persiste y no todos alcanzarán el estatus de superager solo con buenas prácticas. Pero, al menos, estas conclusiones invitan a mirar el futuro con menos resignación y más confianza en nuestras capacidades mentales conforme envejecemos.