Alberto Fernández dirige un mensaje al peronismo durante la formación del gabinete de Milei
El presidente del PJ instó a "enfrentar" al próximo gobierno, al que asoció nuevamente con el "menemismo", asegurando que no será "colaboracionista". ¿Cómo impactará esta postura en las políticas futuras?
Tl;dr
Transición de poder con críticas y tensiones
Alberto Fernández, a punto de abandonar su posición como presidente, ha hecho un llamado a los líderes oficialistas, incluyendo gobernadores y legisladores, para que respalden a su sucesor, el libertario Javier Milei. Este mensaje se dio en medio de las intensas negociaciones para la formación del nuevo gabinete.
El ajuste de Milei: ¿Una repetición del peronismo de Menem?
Fernández criticó duramente el plan de ajuste anunciado por Milei, “Debo reconocer que hay una parte del peronismo liberal de Menem que Milei quiere aplicar”, afirmó el mandatario. Comparó estas políticas con la venta de las “joyas de la abuela” para reducir el déficit, una estrategia que, según él, “terminó con 18% de desocupación y fue el prefacio de la crisis del 2001”.
Macri: ¿Un aliado o un oportunista?
Además, el presidente no dudó en calificar a su antecesor, Mauricio Macri, de “oportunista”, refiriéndose a su apoyo a Milei y su influencia en la formación del nuevo gabinete. Fernández incluso llegó a sugerir a Milei que debería mantenerse lo más alejado posible de Macri.
Relación con Cristina Kirchner: una dinámica complicada
Fernández también habló de su relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner, describiéndola como “muy difícil”. Negó las acusaciones de ser un “títere” de Kirchner, alegando que siempre se ha esforzado por preservar la unidad y los intereses colectivos por encima de los personales.
Opinión editorial
En tiempos de cambio político, la diplomacia y el respeto deberían prevalecer sobre las críticas y los ataques personales. La transición de poder es un momento crítico que puede marcar el rumbo del país y, por tanto, es esencial manejarlo con responsabilidad y madurez. A pesar de las diferencias ideológicas o personales, la prioridad siempre debería ser el bienestar de la nación.