Vídeo: La asombrosa transformación de una mona tras años enjaulada y su rescate a un santuario
Un fotógrafo experto documentó el encuentro con el animal cuando llegó al refugio y luego lo vio nuevamente dos años después. ¿Te imaginas cómo pudo haber cambiado el animal en ese tiempo?
Tl;dr
- Mikah, una mona araña rescatada del comercio ilegal.
- Casey Cooper, fotógrafo, comparte un video para concienciar.
- Mikah se adapta a la vida silvestre y es madre embarazada.
- Cooper advierte sobre las dificultades de tener monos como mascotas.
Del cautiverio a la libertad: la historia de Mikah
Mikah no es una mona cualquiera. Antes de ser rescatada, esta mona araña vivía en una pequeña jaula, víctima del comercio ilegal de vida silvestre. Aunque el proceso de adaptación a la vida silvestre ha sido difícil, ahora disfruta de la libertad en un santuario.
Un mensaje de concienciación a través de las redes sociales
El fotógrafo especializado en la naturaleza, Casey Cooper, compartió en sus redes sociales un video sobre el antes y el después de Mikah. Cooper y Mikah se conocieron en 2021, y desde entonces, el fotógrafo ha estado siguiendo de cerca su proceso de adaptación. Este video, que ha recolectado más de 260 mil “likes” en menos de tres días, tiene un objetivo claro: concienciar a la sociedad sobre las dificultades de la vida en cautiverio.
El camino hacia la adaptación de Mikah
Según Cooper, cuando estos animales llegan a un santuario, no tienen ninguna habilidad social. Son parias para los de su propia especie y les lleva años ser aceptados. Sin embargo, con la dedicación de los humanos y un montón de trabajo duro, monos como Mikah tienen una segunda oportunidad de vivir una vida salvaje.
Una vida salvaje no significa una vida fácil
Cooper también advierte que, aunque estos animales pueden parecer muy tiernos, no dejan de ser animales salvajes que atacan, muerden, arañan y hacen sus necesidades en cualquier lugar. Muchos propietarios de mascotas exóticas se dan cuenta de las dificultades de su cuidado demasiado tarde, y terminan llevándolos a santuarios donde alguien más tiene que limpiar su desorden.
Opinión editorial
La historia de Mikah es un claro ejemplo de por qué los animales salvajes no deben ser mantenidos en cautiverio. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de proteger a estos seres vivos, no de explotarlos para nuestro entretenimiento. Apoyar a santuarios que trabajan incansablemente para devolverles la libertad es crucial para cambiar la situación actual.