Trágica disputa entre hermanos por una TV de ’55 termina en asesinato: ‘No quería matarlo’
En un tranquilo pueblo rural de San Juan, una discusión sobre un televisor desencadenó una violenta pelea familiar. La víctima, con antecedentes psiquiátricos, enojada, sacó una carabina, y su hermano acabó asesinándolo. ¿Qué fue lo que realmente sucedió?
Tl;dr
Un trágico desenlace familiar
En una zona desolada de San Juan, vivían dos hermanos, Andrés y Pablo Alameda. Su vida, marcada por el aislamiento, desembocó en una trágica noche. La madrugada del 2 de enero, una discusión sobre un televisor terminó en una violenta confrontación que culminó con la muerte de Pablo por dos disparos letales.
El detonante: un televisor
Según el fiscal Iván Grassi, quien está a cargo de la investigación, la pelea surgió por un televisor de 55 pulgadas que Andrés le había regalado a su hermano. “Andrés era el único que trabajaba de los dos, dado que hace algunos años a Pablo le detectaron una enfermedad mental (que no fue bien diagnosticada) y lo imposibilitó para realizar cualquier tipo de tarea”, explicó Grassi.
Pablo, tras el fallecimiento de su madre, se obsesionó con ciertas pertenencias, entre ellas su PlayStation y los objetos que guardaba en su habitación. “Nadie podía tocarlos. Muchas veces sacaba el colchón de su cuarto y dormía en el pasillo para asegurarse de que nadie ingresara y la puerta permaneciera cerrada”, detalló el fiscal.
La fatídica noche
La noche del 31 de diciembre, Andrés pasó la noche junto a su ex pareja Fernanda y su hijo. Al regresar a su casa, Pablo estaba furioso porque Fernanda había limpiado el televisor. Eso provocó una discusión que escaló rápidamente. “Cuando Andrés intercedió para calmar la discusión, Pablo elevó su tono de voz y le pidió que le comprara uno nuevo. Andrés le dijo que no tenía plata para comprarle otro”, relató Grassi.
La situación llegó a su punto crítico cuando Pablo apareció con una carabina calibre 22 mm., propiedad de Andrés. Al darse cuenta de que su hermano lo apuntaba, Andrés logró arrebatarle el arma y le disparó dos veces.
Las consecuencias
Pablo fue llevado al Hospital Guillermo Rawson, donde finalmente murió después de más de nueve horas internado. Por su parte, Andrés fue detenido y acusado de homicidio simple con exceso en la legítima defensa. “Los policías que llegaron al lugar testificaron que Pablo, luego de recibir los disparos, decía ‘es culpa mía, es culpa mía’”, concluyó el fiscal.
Opinión editorial
Este trágico incidente pone de manifiesto la importancia de abordar las enfermedades mentales. El aislamiento y la falta de comprensión pueden llevar a situaciones extremas como esta. La sociedad debe trabajar colectivamente para desestigmatizar y tratar estas afecciones, proporcionando el apoyo necesario para evitar que se repitan tragedias tan incomprensibles.