Sobreviviente de genocidio histórico: El cura que ahora asiste a los pobres en La Matanza
El Padre Anaclet, testigo viviente del devastador genocidio de Ruanda, perdió a su padre y varios parientes en el evento. No obstante, este trágico pasado no impide que muestre empatía hacia los demás, ayudándolos sin reservas. ¿Cómo logra mantener su espíritu de servicio a pesar de su dolorosa historia?
Tl;dr
- Nueva escuela con facilidades modernas en el Barrio 22 de Enero.
- El padre Anaclet Mbuguje, misionero ruandés, es parte fundamental del proyecto.
- El padre Anaclet es sobreviviente del genocidio en Ruanda y trabaja incansablemente en La Matanza.
- El padre Anaclet enfatiza la importancia de evitar el odio en la sociedad.
Una escuela transformadora en el Barrio 22 de Enero
La grandeza de la nueva escuela en el Barrio 22 de Enero de La Matanza ha dejado a los niños localmente asombrados. Aún más, los baños, aunque simples y ordenados, son un lujo inimaginable para muchos, ya que no todos poseen un inodoro en sus hogares.
Una comunidad unida por una causa
Padre Anaclet Mbuguje, un sacerdote que conoce de cerca la pobreza y la necesidad, ha jugado un papel crucial en este proyecto. Junto a él, el padre Daniel Echeverría de la Capilla de los Mártires Riojanos, así como diversas fundaciones y dependencias estatales, han colaborado para hacer realidad este sueño.
Padre Anaclet: un misionero que sobrevivió al horror
El Padre Anaclet, misionero ruandés en La Matanza, es conocido por su incansable labor. Se le puede encontrar atendiendo los detalles de la construcción de la escuela, dando misa en la Capilla, o asistiendo en el Centro de Rehabilitación de personas con adicciones. Es un bastión de apoyo para todos en el barrio.
Sin embargo, «él nació en 1979 en Ruanda, uno de los países más pobres del mundo.» Durante su adolescencia, fue testigo del feroz genocidio en su país, en el cual perdió a su padre y varios familiares. A pesar de las terribles imágenes que permanecen en su memoria, Anaclet es capaz de empatizar con todos y dedicar su vida a los demás.
Un mensaje de esperanza
Al hablar con Anaclet sobre la pobreza y el odio en la sociedad, él advierte: «hay que tratar por todos los medios de no caer en eso. Porque uno puede ver dónde comienza, pero nunca dónde termina.»
Opinión editorial
La historia del Padre Anaclet nos enseña que no importa cuán oscuro sea nuestro pasado, siempre podemos canalizar nuestras experiencias para hacer el bien. Su dedicación y amor por los demás, a pesar de sus propias tragedias, son un faro de esperanza en un mundo a menudo dividido por el odio y la indiferencia.