¿Podría ser hackeado el cerebro humano? Riesgos de privacidad con el chip neuronal de Elon Musk.
TN Tecno sostuvo una charla con un especialista sobre los peligros de la neurotecnología y los implantes. Ya no existen secretos en la mente. ¿Te has preguntado qué otras implicaciones podría tener esta realidad?
Tl;dr
Neuralink: un paso hacia el futuro
La compañía de Elon Musk, Neuralink, ha logrado implantar con éxito un chip neuronal en un paciente humano a fines de enero. Este hito, que abre las puertas hacia una mejora en la calidad de vida de personas con discapacidades neurológicas, ha generado una gran expectación en el mundo científico y tecnológico.
El precio de la innovación: la privacidad mental
La capacidad de leer y escribir información en el cerebro, sin embargo, despierta serias preocupaciones sobre la privacidad mental. El escritor e investigador Christian Sueiro señala que la convergencia entre inteligencia artificial y neurociencias pone en riesgo nuestra privacidad mental, pudiendo llegar a extraer información de nuestro inconsciente, borrar recuerdos y editarlos.
Clases de dispositivos Interfaz Cerebro-Computadora (ICC)
Existen tres tipos de dispositivos ICC: invasivos, que requieren una intervención quirúrgica y se implantan dentro del cerebro; semi-invasivos, que también requieren cirugía pero se implantan entre el cráneo y la corteza cerebral; y no invasivos, que son dispositivos vestibles como bandas, diademas o cascos neurales. Empresas como Neuralink, Synchron, Inbrain y Neurotech llevan más de una década trabajando en el desarrollo de estos dispositivos.
Los riesgos de la neurotecnología
El principal riesgo de los implantes cerebrales, como el de cualquier dispositivo electrónico, es que pueden ser hackeados. Al acceder ilegítimamente a un implante cerebral, se accede al cerebro del usuario y, por tanto, a sus pensamientos. Sueiro advierte que la información que se puede obtener al hackear un implante incluye información cerebral no verbalizada, es decir, pensamientos, claves o contraseñas.
Opinión editorial
Estamos presenciando un avance sin precedentes en la neurotecnología. Sin embargo, junto a los beneficios, surgen preocupaciones legítimas sobre la privacidad y la seguridad. Es crucial que, a medida que avanza la ciencia, también lo haga la regulación y la protección legal de los derechos de los individuos. Los «neuroderechos» no son solo un concepto futurista, sino una necesidad inminente en nuestra sociedad cada vez más tecnológica.