Milei y la obra pública: ¿Del modelo chileno a la incertidumbre empresarial y gremial?
TN conversó con un exministro de Obras Públicas de Chile y expertos argentinos y chilenos para entender la relevancia de los planes de infraestructura anunciados por el presidente electo. ¿Qué impacto tendrá esto en el país?
Tl;dr
La suspensión de la obra pública
El presidente electo Javier Milei ha dejado caer una bomba sobre la industria de la construcción en Argentina. En una decisión sin precedentes, declaró que a partir del 10 de diciembre, la construcción de escuelas, caminos y alcantarillado se detendrá hasta que se encuentre una fuente de financiación privada. Esta decisión ha dejado en el aire a miles de proyectos y puestos de trabajo.
El impacto en la economía argentina
La construcción de infraestructuras públicas juega un papel crucial en la economía argentina. Según Julián Folgar, economista del Banco Mundial, la inversión pública en la construcción representa el 3,4% del Producto Bruto Interno (PBI) del país. Además, el sector genera aproximadamente 300.000 empleos, tanto directos como indirectos.
El modelo “a la chilena”
Milei propone un modelo basado en el sistema chileno, donde las empresas privadas financian y ejecutan la construcción de infraestructuras públicas. Este sistema, que exige un alto nivel de seguridad jurídica y respeto por los contratos, ha requerido años de construcción institucional en Chile. Sin embargo, ha generado dudas sobre su viabilidad en Argentina, donde la inversión privada en obras públicas no supera el 7% del total.
Opinión editorial
Mientras que la intención de Milei de involucrar al sector privado en la financiación de infraestructuras puede parecer atractiva en teoría, la práctica puede resultar problemática. La transición a un modelo similar al chileno requeriría años de construcción institucional y cambios culturales. Además, es esencial recordar que la construcción de infraestructuras públicas no es solo una cuestión de economía, sino también de garantizar el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos. Sería prudente buscar un equilibrio entre la financiación privada y pública, garantizando que las necesidades de todos los argentinos se satisfagan de manera justa y equitativa.