La respuesta de la familia de Darío Martínez Corti de ‘Gran Hermano’ ante acusaciones de estafa
Los hijos del vendedor han publicado un comunicado en su perfil de Instagram, donde también consideran la posibilidad de emprender acciones legales. ¿Qué crees que sucederá a continuación?
Tl;dr
- Darío Martínez Corti, participante de Gran Hermano, acusado de estafa.
- La acusación surge en Twitter por no devolver dinero de una reparación automotriz.
- Los hijos de Corti niegan las acusaciones a través de las redes sociales.
- Un cliente insatisfecho revela su experiencia negativa con Corti en Facebook.
Acusaciones de estafa contra Darío Martínez Corti
El popular participante de Gran Hermano, Darío Martínez Corti, se encuentra bajo una nube de controversia tras ser acusado de estafa en Twitter. Según el tweet, el platense habría dañado un automóvil y no habría devuelto el dinero destinado a su reparación.
La defensa de los hijos de Corti
Ante esta grave acusación, los hijos de Corti han salido en defensa de su padre a través de las redes sociales. En un comunicado publicado en sus perfiles, han aclarado que su padre “no es mecánico, no se dedica a la reparación automotriz y por ende nunca tuvo un taller“.
Además, en un intento de salvaguardar la integridad y el respeto que él se merece, aclararon que están comprometidos a abordar este tema de manera transparente y buscarán reparación legal contra el responsable de la acusación.
Otra acusación surge en Facebook
Sin embargo, la controversia no termina ahí. Un cliente insatisfecho ha compartido su descontento en Facebook, alegando que Corti le arruinó el automóvil y nunca le devolvió el dinero después de que intentó comprar un vehículo en su agencia. La víctima relató su experiencia con la agencia al presentador del programa de televisión LAM (América), añadiendo más leña al fuego de este escándalo.
Opinión editorial
La incorporación de las redes sociales en nuestra vida cotidiana ha cambiado la forma en que se manejan tales acusaciones públicas. Corti y su familia se ven forzados a defender su honor en la misma arena pública donde surgieron las acusaciones. Más allá de la veracidad de las afirmaciones, este caso es un recordatorio de cómo la justicia digital puede ser tan rápida y devastadora como la real.