Jugador de Boca pide disculpas a abuelo hincha tras perder en el Maracaná
Una entusiasta seguidora de Xeneize relató la emocionante experiencia de encontrarse con el futbolista. ¿Te imaginas cómo se sentiría al ver a tu ídolo en persona?
Tl;dr
- Abuelo viral asiste a la final de la Copa Libertadores.
- Experimenta el partido con su nieta en el Maracaná.
- Encuentran a Luis Advíncula tras perder la final.
- Advíncula se disculpa con el abuelo, un gesto inolvidable.
Un sueño hecho realidad
La reciente final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense no solo quedará marcada por el resultado, sino también por las emociones y las historias que se gestaron en la cancha y fuera de ella. Una de las más conmovedoras es la del abuelo que se volvió viral hace unas semanas.
Este anciano, quien capturó los corazones de muchos en las redes sociales, tuvo la oportunidad de vivir en persona la emoción del partido en el legendario estadio Maracaná en Río de Janeiro. Su nieta, la misma que lo grabó y prometió llevarlo al partido, cumplió su palabra, proporcionándole una experiencia inolvidable.
Un encuentro emocional
Oriana Barquet, la nieta, compartió en sus redes sociales un momento que rebosaba de emoción. Tras el partido, se encontraron con Luis Advíncula, el jugador de Boca que había marcado un gol impresionante en la final, pero que no pudo evitar la derrota de su equipo. El encuentro con Advíncula fue intenso y emotivo, según relató Oriana: “Lo vi a la salida de la cancha, cuando a mi abuelo lo invitaron a la premiación. Me salió decirle ‘gracias’. El tipo abrazó a mi abuelo, estaba devastado, llorando como un nene”.
Un gesto que habla por sí solo
Pero lo que marcó este encuentro fue el gesto de Advíncula al final. Conmovido y lleno de emoción, le pidió disculpas al abuelo. “¿Pueden creer que le pidió disculpas? Es bostero como su gente. La Boca es tu casa”, concluyó Oriana, poniendo un broche de oro a una historia cargada de humanidad y emoción en medio de la competencia deportiva.
Opinión editorial
Esta historia nos recuerda el verdadero espíritu del fútbol. No se trata solo de ganar o perder, sino de las emociones y vínculos que se crean en el camino. El gesto de Advíncula y la experiencia del abuelo son un testimonio de la belleza y la humanidad que existen dentro y fuera del campo.
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