José Rabadán: El asesino de la katana que masacró a su familia a los 16 años y hoy está libre
El 1 de abril de 2000, un trágico triple homicidio sacudió a una familia cuando un joven asesinó a sus padres y a su hermana menor. Tras obtener su libertad, cambió su vida, adoptó la fe evangélica, encontró el amor y ahora es padre. ¿Podrá realmente cambiar su pasado tan oscuro?
Tl;dr
- José Rabadán asesinó a su familia con una espada en el año 2000.
- Después de los asesinatos, Rabadán huyó y fue detenido en Alicante.
- Rabadán fue condenado a pasar 6 años en un centro de menores.
- En la actualidad, Rabadán ha formado una nueva familia y vive en Cantabria.
El asesinato que conmocionó a España
El 1° de abril del año 2000, España se despertó con una de las noticias más escalofriantes de su historia reciente. Un adolescente de 16 años, llamado José Rabadán, había asesinado a sus padres y a su hermana pequeña en Murcia.
Rabadán, quien soñaba con poseer una espada samurái desde su infancia, utilizó una que su padre le había regalado para perpetrar los asesinatos. “Fue mi cuerpo, pero no fui yo. No sé cómo explicarlo. Me sorprendió mi propio movimiento, a lo mejor ya estaba programado en mí. No tuve la intencionalidad.” – confesó Rabadán años después.
Una huida frenética
Tras los asesinatos, Rabadán huyó de su hogar y alertó a la policía desde un teléfono público. Sin embargo, durante su huida, cometió el error de comunicarse con una amiga, Sonia, a quien le confesó sus crímenes. Sonia, que no creyó la confesión de Rabadán, alertó a las autoridades, lo que finalmente llevó a su detención en Alicante.
El juicio y la condena
Las autoridades encontraron en la habitación de Rabadán dos libros relacionados con el satanismo y un arsenal de armas blancas, lo que llevó a un intenso debate sobre la salud mental del adolescente. Rabadán fue finalmente condenado a 6 años en un centro para menores y 2 años en libertad vigilada, tras ser diagnosticado con psicosis epiléptica idiopática.
La resurrección de un asesino
Tras cumplir su condena, Rabadán logró reinsertarse en la sociedad gracias a la religión. Se mudó a Cantabria, donde inició una nueva vida con su pareja y su hija Mercedes, a quien bautizó con el nombre de su madre. “No sé si la sociedad está preparada para mí. Muchos pensarán que sigo siendo un monstruo, pero ya no estoy enfermo.” – comentó Rabadán en una entrevista reciente.
Opinión editorial
El caso de José Rabadán nos invita a reflexionar sobre el papel de la sociedad en la rehabilitación de individuos que han cometido actos deplorables. La reinserción de Rabadán en la sociedad, aunque polémica, demuestra que la redención es posible incluso para aquellos condenados por los peores crímenes. Sin embargo, es esencial recordar a las víctimas y aprender de estos terribles eventos para prevenir futuros incidentes.