¿Es bueno o malo comer piel de pollo? La ciencia responde
Una investigación de Harvard ha desentrañado el mito sobre una de las partes más sabrosas del pollo. ¿Te gustaría saber cuál es y por qué es tan especial?
Tl;dr
- El pollo es un alimento popular en Argentina.
- La piel del pollo es sabrosa pero se cuestiona su salubridad.
- Un estudio de Harvard afirma que no es perjudicial para la salud.
- La piel del pollo podría tener beneficios para la salud cardiovascular.
La popularidad del pollo en Argentina
El pollo es un producto que ocupa un lugar destacado en la gastronomía argentina. Su calidad, precio, sabor y facilidad para la cocción lo convierten en una opción predilecta para innumerables recetas. Pero la duda persistente ha sido siempre si consumir la piel crujiente y sabrosa que se obtiene al asarlo es un «peligro para la salud». Un reciente estudio de la Universidad de Harvard ha proporcionado una respuesta a esta interrogante.
El debate sobre la piel del pollo
Como en cualquier proteína animal, el pollo tiene partes más magras y partes más grasosas. En el pollo, la grasa se encuentra principalmente en la piel, mientras que la carne es prácticamente libre de desperdicios. El sabor de la piel del pollo es más atractivo que el de las partes más magras como la pechuga o el muslo. No es de extrañar que aquellos que disfrutan de una carne más grasosa elijan el muslo o la pierna, donde la grasa impregna el sabor a la pieza. Por el contrario, la pechuga es más preferida por quienes buscan una carne más seca y magra.
El veredicto de Harvard sobre la piel del pollo
Para aquellos que aman la piel del pollo pero la retiran antes de cocinarla, creyendo que es «peligrosa a nivel nutricional» debido a la cantidad de calorías que añade a la dieta, hay una gran noticia. La Universidad de Harvard publicó un estudio en el que se explica que la piel del pollo, siempre que se consuma con moderación, no presenta ningún riesgo mayor para la salud. La investigación incluso sugiere que podría tener beneficios para la salud cardiovascular, ya que es una carne rica en grasas insaturadas, lo que generalmente consideramos como ‘grasas buenas’.
Opinión editorial
Esta revelación de Harvard es un motivo de alegría para aquellos que extrañan la piel del pollo en su dieta. Sin embargo, es esencial recordar que el consumo debe ser moderado y dentro de una dieta equilibrada. Así que, disfrutemos de la piel del pollo sin remordimientos, pero con conciencia.