El acoso y las órdenes de restricción aumentan el riesgo cardíaco en mujeres
Diversos estudios recientes señalan que las mujeres que sufren acoso o están bajo órdenes de restricción presentan un riesgo mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares, lo que subraya la relación entre el estrés crónico y la salud del corazón en este grupo vulnerable.
Tl;dr
Acoso persistente: una amenaza real para la salud cardíaca femenina
Durante demasiado tiempo, el stalking, definido como acoso obsesivo, ha sido trivializado o reducido a un simple inconveniente. Sin embargo, investigaciones recientes revelan una cara mucho más preocupante de este fenómeno. Un equipo de especialistas de la Harvard T.H. Chan School of Public Health advierte en la revista Circulation sobre las consecuencias ignoradas para la salud: las mujeres víctimas presentan un riesgo significativamente mayor de padecer enfermedades cardiovasculares.
Cifras alarmantes: más allá del peligro inmediato
El estudio, que analizó durante años a más de 66.000 mujeres, arroja datos contundentes. Las afectadas por acoso persistente experimentan un incremento del 41 % en el riesgo de desarrollar patologías cardíacas. Si la situación obliga a solicitar una orden de alejamiento, ese riesgo se dispara hasta un 70 %. Además, aquellas que se ven expuestas a ambas situaciones duplican su vulnerabilidad frente a estos trastornos.
Varios elementos explican esta decisión:
Sostener para sanar: el papel esencial del entorno
Frente a este escenario, es crucial destacar el valor del apoyo social. Un entorno que brinde contención – ya sea familiar, amistoso o profesional – contribuye notablemente a reducir el impacto psicológico y podría incluso mitigar las consecuencias físicas. Por este motivo, distintos expertos proponen incorporar sistemáticamente el cribado del acoso obsesivo en los protocolos habituales de prevención cardiaca entre las mujeres.
Detección y acción tempranas: un desafío colectivo
Dejar este tipo de violencia al margen sería minimizar su huella sobre la salud pública. Más allá del acompañamiento inmediato, resulta vital establecer estrategias médicas y sociales orientadas a identificar precozmente los casos y evitar secuelas irreversibles. En definitiva, este fenómeno plantea un reto colectivo cuya solución pasa por reconocer el verdadero alcance del stalking y priorizar políticas integrales que protejan tanto la estabilidad mental como física de las mujeres afectadas.