Dersu Uzala: la película que revitalizó la carrera de Kurosawa

Mosfilm / PR-ADN
El largometraje Dersu Uzala marcó un punto de inflexión en la trayectoria de Akira Kurosawa, consolidándose como una obra crucial que permitió al célebre cineasta japonés retomar el rumbo tras una etapa personal y profesional sumamente difícil.
Tl;dr
- Fracaso y depresión tras Dodes’ka-Den en 1971.
- Dersu Uzala, rodado en Rusia, salva a Kurosawa.
- El filme explora amistad, supervivencia y redención artística.
Una caída inesperada en la carrera de Kurosawa
La trayectoria de Akira Kurosawa, uno de los grandes nombres del cine japonés, sufrió un duro revés a principios de los años setenta. Tras cinco años alejado de las cámaras, el director regresó con Dodes’ka-Den (1971), su primer largometraje en color. Concebido con rapidez —apenas cuatro semanas de rodaje— y escasos recursos, el filme pretendía demostrar que la creatividad podía florecer incluso sin grandes presupuestos. Sin embargo, ni la crítica ni el público acompañaron esta apuesta. El fracaso sumió a Kurosawa en una profunda depresión, agravada por dificultades para financiar nuevos proyectos y dudas existenciales sobre su propio talento.
Una inesperada oportunidad rusa
No obstante, la historia da un vuelco cuando la legendaria productora Mosfilm contacta al cineasta. La propuesta: adaptar Dersu Uzala, el relato autobiográfico del explorador ruso Vladimir Arsenyev. Desde hacía tiempo, Kurosawa sentía fascinación por esa historia de supervivencia y amistad entre culturas opuestas en los confines siberianos. La oferta implicaba viajar lejos del Japón y sumergirse en la taiga rusa; también le brindaba libertad creativa absoluta, algo que terminaría siendo vital para su renacimiento personal.
Aventura, amistad y naturaleza extrema
La película relata el encuentro entre Arsenyev, cartógrafo militar, y Dersu (interpretado por Maxim Munzuk), cazador indígena con un conocimiento prodigioso de la naturaleza. Ambos personajes afrontan juntos las duras condiciones del norte siberiano —tormentas inesperadas, frío atroz o peligros invisibles—. Varias escenas resumen la esencia de este vínculo singular:
- Dersu prevé tempestades e improvisa refugios salvadores.
- Ambos practican un respeto mutuo poco habitual.
- El sacrificio personal ante situaciones límite resulta conmovedor.
Se establece así una solidaridad que desafía los prejuicios y trasciende las adversidades impuestas por el entorno.
Cierre amargo pero decisivo para un maestro del cine
Al final del relato fílmico —y de la propia experiencia vital del director— llega un desenlace tan emotivo como devastador: cuando Dersu abandona el bosque para seguir a su amigo a la ciudad, pierde su razón de ser. La mirada estática de la cámara sobre su figura diluida refleja ese desarraigo irreversible. Aunque el estreno no logró cifras millonarias ni fue un fenómeno comercial rotundo, sí permitió a Kurosawa reencontrar la confianza perdida. Aquella experiencia siberiana no solo revitalizó su filmografía (le seguirían obras mayores como Kagemusha o Ran), sino que muchos sostienen que salvó literalmente al hombre detrás del mito.
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