De un jacuzzi a la silla de ruedas: la infección desestimada por médicos
Una niña de 12 años padece una enfermedad que le causa un sufrimiento extremo. Actualmente, batalla por conseguir un tratamiento que pueda mejorar su calidad de vida. ¿Logrará encontrar una solución a su padecimiento?
Tl;dr
El misterioso dolor de Poppy Burns
La vida de Poppy Burns, una pequeña de 12 años, cambió drásticamente después de una tarde relajándose en un jacuzzi. Al salir del agua, Poppy notó algo extraño; un dolor que la dejó paralizada.
Un diagnóstico frustrante
Su madre, Georgina Burns, preocupada, la llevó al hospital más cercano. Sin embargo, los médicos no lograban encontrar la causa de su dolor. La madre recuerda: “Estaba gritando y los médicos decían que no le pasaba nada”.
Pasaron dos años de análisis y estudios antes de que Poppy fuera diagnosticada con Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC), una de las condiciones más dolorosas conocidas. Esta afección suele afectar a una sola extremidad y la piel se vuelve tan sensible que cualquier contacto puede resultar en agonía. Aunque hay tratamientos, aún no existe una cura.
La lucha contra el dolor
Poppy sufre un dolor extremo, tan agudo que Georgina lo describe como “como personitas en su pie que la apuñalan”. Poppy se ve obligada a usar una silla de ruedas para evitar el roce y el consecuente dolor.
Desesperadas, madre e hija viajaron a Italia en 2023 para probar una terapia no disponible en el Reino Unido. La terapia resultó en un alivio temporal, pero la agonía regresó después de una semana.
Esperanza a través de la divulgación
A pesar de la lucha diaria, Georgina se esfuerza por difundir información sobre el SDRC, con la esperanza de que más investigación pueda resultar en mejores tratamientos o incluso una cura. Como Poppy, hay alrededor de 16,000 británicos lidiando con esta condición.
Opinión editorial
La historia de Poppy Burns es un recordatorio de que aún hay mucho que desconocemos sobre la medicina y el cuerpo humano. Su lucha destaca la importancia de la investigación médica para poder ofrecer alivio a aquellos que sufren enfermedades poco conocidas como el SDRC. Esperamos que la valentía de Poppy y su madre inspiren a otros a seguir luchando y a buscar soluciones que mejoren la calidad de vida de los afectados.