De rescatar una perra callejera a viajar juntos en moto alrededor del mundo
Sin darse cuenta, Valeria adoptó a Uma y ella se convirtió en su inseparable compañera de aventuras. Juntas, han explorado múltiples destinos y ahora se enfrentan a un nuevo reto: viajar hasta Venezuela. ¿Lograrán su objetivo?
Tl;dr
- Valeria y su perra Uma viajan juntas por Latinoamérica en moto.
- Adaptaron una butaca para perros para viajar cómodamente.
- Encuentran alojamiento en hoteles, casas o acampando en la naturaleza.
- Para Valeria, Uma no es solo su mascota, sino su familia.
Una aventura sobre dos ruedas
Hace seis años, en una fría noche de invierno en San Rafael, Mendoza, Valeria encontró a Uma, una perrita desamparada. Desde entonces, ambas se volvieron inseparables, compartiendo cada aspecto de sus vidas, incluso su pasión por viajar en moto.
El sueño de recorrer Latinoamérica
Valeria siempre soñó con recorrer Latinoamérica, pero no quería hacerlo sin Uma. Por lo tanto, se propuso encontrar una forma de llevarla consigo. Descubrió entonces las butacas para perros y, sin dudarlo, compró una. A pesar de que Uma nunca había subido a una moto antes, su reacción fue sorprendentemente positiva. “Apenas la subí, vi que estaba muy contenta. Fue como si toda la vida hubiera estado esperando esa butaca”, comentó Valeria.
El desafío de viajar con un animal
Viajar con Uma no ha estado exento de desafíos. Las preparaciones previas, la búsqueda de alojamiento y la adaptación de Uma a las largas horas en la moto requirieron paciencia y dedicación. Sin embargo, Valeria nunca se arrepintió de su decisión. «Somos un equipo», afirmó con convicción.
La vida en ruta
En sus viajes, que a veces duran meses, Valeria y Uma se alojan alternativamente en hoteles, en casas de personas amables que se ofrecen a hospedarlas, o acampan en medio de la nada. A pesar de las dificultades, Valeria se siente más viva que nunca cuando está en la carretera con Uma. «La moto te enseña a valorar cada pequeña cosa y a darte cuenta de que no se necesita tanto para vivir y mucho menos para ser feliz», reflexionó.
Opinión editorial
Valeria y Uma nos enseñan una lección invaluable: la felicidad no se mide en posesiones materiales, sino en experiencias compartidas y en el amor incondicional de un amigo leal. Su aventura es un hermoso recordatorio de que, a veces, todo lo que necesitamos para ser felices es el viento en el rostro, la carretera extendiéndose ante nosotros y la compañía de un ser querido.