Cuerpo flotante en Lanús: la cruda realidad del peronismo expuesta
El populismo siempre se ha caracterizado por negar la realidad, insistiendo en que no hay inflación, inseguridad, pobreza o inundaciones. ¿Podemos realmente confiar en esta postura?
Tl;dr
- Inundaciones recurrentes en Buenos Aires y cuestionamientos a los políticos.
- Desesperación y abandono del populismo en Argentina.
- Descuido de la infraestructura y falta de responsabilidad de los gobernantes.
- Malestar por la disparidad entre los sueldos de los políticos y la inflación.
El abandono del populismo en Argentina
A veces, la triste realidad se materializa en una imagen desgarradora. “El cuerpo de una persona flotando en Valentín Alsina, partido de Lanús, después de la novena inundación en el último año”. Un doloroso recordatorio de la decadencia que vive el conurbano bonaerense. Una sociedad desamparada y olvidada, víctima de las mentiras del populismo, que niega la realidad de la inflación, la inseguridad, la pobreza y las inundaciones.
Los gobernantes y la falta de responsabilidad
La provincia de Buenos Aires ha sido gobernada por el peronismo durante el 80% de los años de la democracia. El resultado, 40 años después, es un desastre. La Matanza, inundada hasta las rodillas y autos sumergidos en agua, es un ejemplo de esta realidad. Las promesas de que “no se inunda más” se desvanecen ante la realidad de las inundaciones recurrentes.
La disparidad entre los sueldos de los políticos y la inflación
En este contexto, la disparidad entre los sueldos de los políticos y la inflación es una fuente de malestar. Los senadores defienden un aumento de sus sueldos, mientras que la inflación en el último año fue del 276,2%. Ningún salario en Argentina ha aumentado un 276% en el último año. En este contexto, los políticos deben prestar atención al humor social de la gente.
Opinión editorial
El estado actual de Argentina demuestra la urgente necesidad de un cambio. Es imperativo que los políticos dejen de negar la realidad y tomen medidas para abordar los desafíos que enfrenta la sociedad. La gente ya no puede soportar la inacción y la indiferencia de sus gobernantes. Si no se toman medidas pronto, el malestar social puede alcanzar un punto de ebullición. Es hora de que los políticos se pongan a trabajar y demuestren que están a la altura de las circunstancias.