Coco: El mono rescatado de un ropero en una mansión de Belgrano R hace dos años
En diciembre de 2021, la policía intervino en una mansión francesa debido a quejas por fiestas continuas y ruidos perturbadores. Actualmente, el animal se recupera con terapias para aliviar el dolor, comparte su descanso con el gatito Anís y ambos son cuidados por la perra Condesa. ¿Cómo crees que se desarrollará su recuperación?
Tl;dr
De la opulencia a la protección: el rescate de Coco
La historia de Coco, un mono carayá, se desarrolló en una mansión de la calle La Pampa, en el barrio de Belgrano Residencial. Su vida allí, sin embargo, estuvo lejos de ser un cuento de hadas. El rescate de Coco en 2021, tras una serie de denuncias por fiestas clandestinas, drogas y alcohol en la mansión, reveló una verdad perturbadora: Coco vivía en condiciones deplorables, alimentado con ultraprocesados para humanos, en lugar de su dieta natural.
Una segunda oportunidad para Coco
El camino hacia la recuperación para Coco no fue sencillo. A pesar de los numerosos obstáculos legales y burocráticos, Coco encontró un nuevo hogar en la Fundación Zorba, dirigida por la periodista y activista Isabel de Estrada. La fundación, que alberga a galgos y caballos rescatados, brindó a Coco un entorno tranquilo y amoroso para comenzar su nueva vida.
El impacto de Coco: Un cambio en la legislación
El caso de Coco no pasó desapercibido. Se convirtió en un emblema nacional, impulsando cambios en la legislación sobre derechos de los animales. “Coco era ‘una cosa’ para la ley”, explicó Isabel. Sin embargo, gracias al trabajo de proteccionistas y abogados animalistas, se inició un proceso legal para declarar a Coco como sujeto de derecho o animal no humano.
Opinión editorial
Coco es un ejemplo viviente de la crueldad humana, pero también de nuestra capacidad para corregir errores y mostrar compasión. Su historia nos recuerda que cada animal merece una vida digna y respetuosa, libre de maltrato. A medida que avanzamos hacia una mayor conciencia y empatía hacia todas las formas de vida, esperamos que casos como el de Coco sean una anomalía, no una norma. Continuemos luchando por los derechos de los animales y trabajando para crear un mundo más amable y compasivo para todos.