Checho Batista vs. Pedro Monzón: El choque que casi se convierte en fatalidad
Consagrado campeón mundial en México 86 y de la Libertadores con Argentinos Juniors el año previo, estuvo a punto de perder la vida en diciembre de 1987. ¿Cómo lograron rescatar a este hombre que hoy cumple 61 años?
Tl;dr
El día que el fútbol casi pierde a Sergio «Checho» Batista
El 20 de diciembre de 1987 se perfila en la memoria del fútbol argentino como una fecha de casi fatalidad. Ese día, Sergio «Checho» Batista, entonces de 26 años, tuvo un accidente en la cancha que casi le cuesta la vida. Batista, campeón del mundo en México 86, jugaba para Argentinos Juniors contra Independiente cuando un choque de cabezas con Pedro Monzón lo dejó desplomado y convulsionando en el campo.
Un salvador en la cancha
Fue el médico del equipo, Roberto Avanzi, el que intervino rápidamente para prevenir que Batista se asfixiara. «El doctor Avanzi me salvó la vida», ha declarado Batista en varias ocasiones. Tras el incidente en la cancha, Batista fue trasladado al Hospital Fiorito, donde sufrió un paro cardíaco, pero una vez más, fue salvado.
Una vida y carrera marcadas por los desafíos
Batista, apodado Checho por su hermano mayor Norberto, tuvo una carrera exitosa en el fútbol, jugando en algunos de los equipos más prestigiosos de Argentina. Sin embargo, su vida estuvo marcada por desafíos personales, incluyendo una lucha contra la adicción a la cocaína. «Lo primero que tenés que hacer con la droga es asumir que estás enfermo», dijo Batista, quien decidió irse a Japón para cambiar de entorno y superar su adicción.
De jugador a figura administrativa
Después de su carrera como jugador, Batista se convirtió en entrenador, dirigiendo a varios equipos antes de tomar el mando de las selecciones juveniles nacionales. A pesar de los altibajos en su carrera como entrenador, Batista no se ha alejado del fútbol. Desde mayo de este año, ocupa el cargo de Secretario General Deportivo de la Federación Venezolana de Fútbol.
Opinión editorial
La historia de Sergio Batista es una historia de resiliencia. A pesar de los desafíos que ha enfrentado, tanto en su vida personal como profesional, ha demostrado una capacidad para superar la adversidad que es digna de admiración. Es un recordatorio para todos nosotros de que los desafíos pueden ser superados y de que, con determinación, podemos prevalecer.