Bar de jugos venezolanos conquista y causa furor
Aldo Finot, de 69 años, siempre está pendiente de la satisfacción de sus clientes con sus batidos y disfruta charlando con ellos. De manera inesperada, esta interacción le llevó a descubrir una nueva receta para su menú. ¿Cuál crees que fue esa preparación?
Tl;dr
- Aldo Finot es único en Argentina en preparar cocada, un licuado venezolano.
- Su juguetería en Tigre ofrece jugos innovadores con sabores globales.
- Aldo no ha viajado al Caribe pero recreó su estilo en su local.
- El local se ha convertido en un lugar de encuentro de culturas.
Un pedacito del Caribe en Buenos Aires
Con más de tres décadas de experiencia, Aldo Enrique Finot, un dedicado propietario de un bar de jugos en Tigre, ha sabido conquistar el paladar de la comunidad venezolana en Argentina. Su innovadora fusión de sabores de todo el mundo, ha posicionado a su juguería como un referente en el país. Pero hay un licuado que lo distingue de los demás: la cocada.
La esencia de Vitajugos
El secreto de Finot no solo radica en su habilidad para preparar este licuado típico de Venezuela, sino también en su compromiso con la calidad y la frescura. En su local, llamado Vitajugos, solo se preparan jugos naturales con la fruta de la estación. Esto, junto a su constante búsqueda de nuevas delicias para incorporar a su menú, lo mantienen a la vanguardia del negocio. A pesar de no haber viajado a ningún país caribeño, logró recrear ese estilo gracias a la recomendación de una persona que había vivido en México.
La cocada: un sabor que une culturas
La popularidad de la cocada entre los consumidores venezolanos le ha dado a Vitajugos un lugar especial en sus corazones. “La gente me dice ‘me hiciste sentir en mi casa’. Para mí fue algo hermoso que un extranjero pueda encontrar esos sabores acá”, confesó Finot. Este licuado también ha captado la atención de los argentinos, que poco a poco se han acostumbrado a su sabor.
Opinión editorial
La historia de Aldo Finot es un hermoso ejemplo de cómo la gastronomía puede ser un puente entre culturas. A través de sus jugos, no solo ofrece un producto, sino también una experiencia que conecta a las personas con sus raíces y las hace sentir como en casa, incluso a miles de kilómetros de distancia. Esto demuestra que el éxito de un negocio no solo radica en ofrecer un buen producto, sino también en entender y conectar con las emociones de los clientes.