Alzheimer en cinco pacientes: la vinculación con una hormona del crecimiento contaminada
La proteína beta amiloide, que se acumula en el cerebro y causa la enfermedad en individuos de 38 a 55 años, afectó la medicación. Esta proteína se obtuvo de tejidos cerebrales de cadáveres. ¿Podría haber una mejor forma de tratar esta enfermedad?
Tl;dr
- Descubrimiento de transmisión accidental de alzhéimer por tratamiento médico.
- La proteína causante de alzhéimer fue transmitida a través de una hormona del crecimiento contaminada.
- Los pacientes tratados desarrollaron alzhéimer sin tener la edad ni la herencia genética asociadas a ella.
- Los científicos enfatizan que no hay razón para temer la propagación de la enfermedad.
Revelación impactante: Transmisión accidental de alzhéimer
Un descubrimiento sorprendente ha surgido de una investigación realizada en el Reino Unido. Por primera vez, se ha demostrado la transmisión accidental de la proteína causante del alzhéimer a través de un tratamiento médico.
La hormona del crecimiento: un vehículo inesperado
El estudio reveló que cinco pacientes tratados con una “hormona del crecimiento contaminada”, derivada de tejidos cerebrales de cadáveres, desarrollaron alzhéimer sin presentar los factores de riesgo típicos: edad avanzada o herencia genética. Este hallazgo sorprendente y preocupante ha puesto de manifiesto la necesidad de extremar precauciones en los procedimientos médicos.
Esta hormona, extraída de glándulas pituitarias de personas fallecidas, se administró a 1848 niños y niñas del Reino Unido entre 1959 y 1985 para tratar problemas de estatura. La proteína beta amiloide responsable del alzhéimer contaminó la hormona.
El análisis de los casos
De los ocho casos estudiados, cinco comenzaron a mostrar síntomas de demencia entre los 38 y los 55 años, y actualmente tienen alzhéimer diagnosticado o cumplen con los criterios de diagnóstico de esta enfermedad. En todos estos casos, se descartó la existencia del gen asociado a la herencia de esta enfermedad.
No obstante, tanto los autores del estudio como otros expertos enfatizan que no hay razón para temer la propagación de la enfermedad. Los pacientes afectados recibieron un tratamiento específico que se interrumpió en 1985.
El mensaje a la comunidad médica
Aunque este hallazgo no debería causar alarma en la población general, sí marca un precedente. Destaca la necesidad de revisar las medidas preventivas en los procedimientos médicos para evitar la transmisión accidental de enfermedades en el futuro.
Opinión editorial
Este descubrimiento, aunque inquietante, nos recuerda la importancia de la rigurosidad en la práctica médica. Es fundamental aprender de los errores del pasado para garantizar la seguridad de los pacientes en el futuro. A pesar de la preocupación inicial, este hallazgo no debería generar miedo, sino un compromiso reforzado con la precaución y la excelencia en los procedimientos médicos.