Abandonó psicología y medicina para cocinar las recetas de su abuela en Villa Crespo, España
Juan Pablo Gorban partió a Europa en el 2000 con el anhelo de perfeccionar su pasión por la gastronomía. Aunque comenzó desde abajo y llegó a ser un talentoso chef, su abuela Dora viajó en dos ocasiones para reclamar su regreso. Agobiada por la ausencia de su nieto, Dora vivía en constante añoranza hasta que Juan Pablo volvió para inaugurar una cantina en donde ofrece sus mejores recetas judías. ¿Podrá Juan Pablo satisfacer el paladar de su abuela con sus platos?
Tl;dr
- Juan Pablo Gorban dejó sus estudios y emigró a España para aprender gastronomía.
- Regresó a Buenos Aires para preparar platos de cocina judía junto a su abuela.
- Este viaje culinario comenzó en la infancia, cuando su abuela le enseñó a cocinar.
- Abrió un restaurante de cocina judía en Villa Crespo, inspirado en las recetas de su abuela.
El viaje culinario de Juan Pablo Gorban
Dejando atrás sus estudios de medicina y psicología en Buenos Aires, Juan Pablo Gorban se lanzó a un viaje de autodescubrimiento culinario. Su pasión por la gastronomía le llevó a emigrar a España, donde se sumergió en el mundo de los sabores y técnicas culinarias.
El retorno a los orígenes
Después de una década de aprendizaje en España, la nostalgia y una abuela “que lo trajo de la mano” lo llevaron de regreso a Buenos Aires. Allí, Juan y su abuela, Dora, se unieron para preparar los mejores platos de la cocina judía, convirtiéndose en un ícono de Villa Crespo.
El arte de cocinar con amor
Desde muy joven, Juan Pablo aprendió a cocinar bajo la atenta mirada de su abuela. Los recuerdos de “probar solo una pizquita de sal” y de ayudar a su abuela a cocinar son momentos que marcaron su pasión por la gastronomía. Hoy, en su restaurante “El Chiri de Villa Kreplak”, Juan Pablo mezcla las recetas tradicionales de su abuela con su propia visión culinaria.
Dora, o “la Bobe”, como la llama Juan, es un pilar fundamental en su vida. Juan la considera “un pedazo de su alma” y reconoce que, aunque no pretende superarla, su influencia es innegable. “Ella me contagió toda la pasión por la cocina porque lo hacía de una forma casi poética”, afirma.
Opinión editorial
El viaje culinario de Juan Pablo Gorban es un estupendo ejemplo de cómo las tradiciones y la pasión pueden dar lugar a una propuesta culinaria única. Su historia nos recuerda que, a veces, son nuestras raíces y las personas que nos marcan en nuestra infancia las que definen nuestro camino, incluso en algo tan universal como la comida. ¡Brindemos por la tradición, la innovación y el amor por la cocina!