Brutal doble asesinato de amigas mendocinas en vacaciones en Montañita, Ecuador
El país quedó en shock en febrero de 2016 por los feminicidios de María José Coni y Marina Menegazzo. A pesar de los dos juicios y tres condenas, no se logró identificar a todos los culpables. Ocho años después, las familias de las víctimas aún recuerdan. ¿Se hará justicia alguna vez?
Tl;dr
- En 2016, María José Coni y Marina Menegazzo fueron brutamente asesinadas en Ecuador.
- Tres hombres fueron condenados a 40 años de prisión, pero otros sospechosos siguen sin identificar.
- Las familias de las víctimas siguen luchando con el dolor y la pérdida.
- Las niñas son recordadas con cariño y continúan siendo una fuente de inspiración.
El trágico destino de María José Coni y Marina Menegazzo
Un viaje soñado se convirtió en una pesadilla el 22 de febrero de 2016, cuando María José Coni y Marina Menegazzo desaparecieron en Ecuador. Las jóvenes argentinas estaban de vacaciones, a punto de regresar a casa en Mendoza, cuando se encontraron con un destino trágico.
La investigación y los condenados
Los cuerpos de las jóvenes fueron descubiertos días después, brutalmente asesinados. La justicia ecuatoriana actuó rápidamente, condenando a Alberto Segundo Mina Ponce, Aurelio Eduardo “El Rojo” Rodríguez y José Luis Pérez Castro a la pena máxima de 40 años de prisión. A pesar de las condenas, quedaron “ADN sin cotejar, pruebas inconclusas”, según Juan Coni, hermano de María José.
El legado de las víctimas
A pesar del dolor inmenso, las familias de las víctimas han encontrado maneras de recordar a sus seres queridos. Juan Coni recuerda a su hermana como “divertida, ordenada, compañera”. Paula Menegazzo, hermana de Marina, cuenta cómo su familia ha aprendido a “ser felices a pesar de lo que pasó” y siempre mantiene el recuerdo de Marina viva.
Opinión editorial
La historia de María José Coni y Marina Menegazzo destaca la importancia de la justicia y la lucha continua contra la violencia de género. Aunque sus vidas fueron trágicamente cortadas, su legado persiste, sirviendo como un fuerte recordatorio de la necesidad de proteger a las mujeres y garantizar que los responsables de tales actos sean llevados ante la justicia. Además, es un llamado a todos nosotros para recordar que detrás de cada caso de femicidio hay historias individuales, vidas arrebatadas y familias destrozadas. Sigamos luchando por un mundo donde las mujeres puedan vivir libres de violencia.