Modelo, Amante y Pacto Mortal: Un Crimen de 2 mil Dólares en un Hotel de Recoleta
En marzo de 1990, Ana Maria Blassi, que afirmaba ser hija del "conde de Luxemburgo" y decía tener 28 años a pesar de tener 42, contrató a un hombre para asesinarla a ella y a su amante, alegando que le habían transmitido el Sida. Sin embargo, ni ella ni su amante resultaron estar infectados. ¿Qué fue lo que realmente sucedió?
Tl;dr
- Misteriosa muerte de Ana Maria Blassi en 1990.
- Exconvicto contratado como sicario por supuesto contagio de Sida.
- Disparos y muerte tras confrontación en un hotel.
- Juicio y encarcelamiento de Juan Martín Colman, acusado de los disparos.
Una muerte envuelta en misterio
El 9 de marzo de 1990, una trágica noche marcó la vida de Carlos Di Nucci, capitán de la Armada, y Ana Maria Blassi, su amante. Después de abandonar un albergue transitorio de Recoleta, fueron atacados a balazos, y Blassi no sobrevivió. Un crimen que, hasta hoy, sigue rodeado de misterio.
Un oscuro tráfico de mentiras
Antes de su muerte, Ana María había contratado a un exconvicto en un bar de San Martín, para asesinar a su «novio», Di Nucci. La razón: le había contagiado el Sida. Esta sería la primera de una serie de mentiras que empañaron el caso.
El día de su asesinato, Ana María y Di Nucci visitaron un hotel en Recoleta. Según reportes de la época, Di Nucci quería terminar su relación clandestina con Blassi para viajar a Francia con su pareja legítima. Al escuchar esto, Blassi amenazó con seguirlo a París.
Después de una intensa discusión de 25 minutos, la pareja salió del hotel. Fue entonces cuando un sujeto emergió de las sombras y trató de robar la cartera de Blassi. Momentos después, se escucharon cinco disparos y Blassi cayó al suelo, gravemente herida. Di Nucci, con una herida de bala en la pierna, pidió ayuda.
La trama se complica
Juan Martín Colman, un hombre de casi 50 años que acababa de salir de prisión, fue detenido en la escena del crimen con la cartera de Blassi en sus manos. Según su declaración, Ana María lo había contratado para matarla a ella y a Di Nucci, ya que este último le había contagiado el Sida.
Colman afirmó que su intención era simplemente robar la cartera y escapar, pero la situación se complicó cuando Di Nucci trató de detenerlo y Blassi no soltó su bolso. En ese momento, disparó su arma. Sin embargo, los análisis médicos revelaron que ni Blassi ni Di Nucci estaban infectados con el Sida.
El juicio y su desenlace
A pesar de las complejidades del caso y la teoría de un segundo tirador, Colman fue finalmente condenado a prisión perpetua. Mientras tanto, Di Nucci desapareció en Europa y Colman cumplió su condena sin admitir nunca su participación en el crimen.
Opinión editorial
Este caso nos recuerda la importancia de la transparencia y la honestidad en nuestras relaciones. Las mentiras y engaños solo sirven para complicar las cosas y pueden llevar a consecuencias trágicas, como en el caso de Ana María Blassi. No debemos olvidar que la verdad siempre sale a la luz, y que es mejor enfrentarla desde el principio que tratar de ocultarla.