Jubilado de Villa Fiorito deslumbra con su habilidad de caminar siete cuadras sin dejar caer la pelota

Este jubilado, que pasa sus días jugando en Villa Fiorito, demuestra una habilidad impresionante: puede caminar hasta siete cuadras sin que la pelota que maneja con destreza se le caiga.
Tl;dr
- Carlos Zacarías, de 70 años, rinde homenaje a Maradona con su pelota.
- Realiza jueguitos con la pelota en las calles de Villa Fiorito.
- Carlos se ha convertido en una figura peculiar del barrio.
Un tributo inusual a Maradona
Carlos Zacarías, un hombre de 70 años, se ha convertido en una figura peculiar en Villa Fiorito, el barrio de Maradona. Cada mañana, Carlos sale a las calles con su pelota, realizando jueguitos, como un «homenaje a una época dorada del deporte», según sus propias palabras. Con su habilidad y pasión, ha llenado el vacío que la muerte del mejor futbolista de todos los tiempos dejó en muchos corazones.
La rutina de Carlos
Carlos, jubilado y originario de Chaco, divide su tiempo entre su hogar en Rosario y el de su hermano Julio en Villa Fiorito. Cada día comienza con una sesión de gimnasia a las 6 de la mañana. Tras completar su rutina de ejercicios, que incluye musculación y elongación, Carlos toma su pelota y comienza a hacer jueguitos. «Empecé con un solo pie y al poco tiempo me acostumbré a dominar la pelota con los dos», comentó.
Un reto más allá del físico
Para Carlos, hacer jueguitos no es solo un desafío físico, sino también una prueba de concentración y fe en sus propios límites. Su técnica para mantener la pelota en el aire se basa en la calma, lo que le permite caminar hasta siete cuadras seguidas sin que la pelota toque el suelo. «La práctica y el creer que podía hacerlo fueron mis pilares. Hay que entrenar y tener fe», agregó.
Un legado vivo
Con el paso del tiempo, su homenaje personal a Maradona se ha convertido en una misión diaria que no solo lo mantiene activo, sino que también lo conecta con el alma del barrio y las raíces del fútbol. De hecho, a veces cambia su recorrido y va al Club Estrellas Unidas de Fiorito, donde Maradona pateó su primera pelota. «Doy varias vueltas por la cancha sin que se me caiga la pelota. Eso me llena de orgullo, porque es la cancha del más grande», dijo Carlos.
Con su perseverancia y amor por el fútbol, Carlos mantiene vivo el espíritu de Diego en su barrio, demostrando que, como él mismo lo dice, «Si me dan una pelota, yo soy feliz».