Grave condición de niño de 13 años tras brutal ataque con ladrillos en Córdoba
Lázaro Rivarola fue brutalmente golpeado por una docena de adolescentes, lo que le dejó en coma inducido durante cinco días. Los médicos han confirmado que sufre daño cerebral irreversible. Su familia, clara sobre cómo se originó este violento ataque, está presionando para reducir la edad penal. ¿Podrán lograr su objetivo?
Tl;dr
La lucha de Lázaro
La familia Rivarola vive días de angustia y esperanza. Su hijo Lázaro, de 13 años, ha mostrado una leve mejora tras la brutal agresión que sufrió hace más de una semana. Sin embargo, los médicos adelantan que las consecuencias del traumatismo craneoencefálico son severas y parecen irreversibles.
El camino hacia la recuperación
Después de cinco días en coma inducido, Lázaro despertó y «comenzó a comunicarse con sus manos», de acuerdo con Leonardo López, tío del adolescente. A pesar de la gravedad de su estado, Lázaro ha logrado responder a las preguntas de los médicos y comunicarse con su madre, Mariela Cardozo.
Justicia en marcha
Mientras Lázaro lucha por su vida, la justicia busca a los responsables. Cinco de los más de 12 adolescentes involucrados en el ataque han sido identificados. Uno de ellos se encuentra detenido e imputado por intento de homicidio agravado, mientras que los otros cuatro están bajo la custodia de sus padres pero a disposición de la justicia.
Buscando respuestas y cambios
La familia de Lázaro sostiene que, aunque tienen una hipótesis sobre lo sucedido la noche del ataque, nada justifica la brutalidad del acto. En busca de respuestas y justicia, se reunieron con el Ministerio de Seguridad de Córdoba, solicitando la reducción de la edad de imputabilidad de 16 a 14 años.
Opinión editorial
El caso de Lázaro Rivarola es un llamado a la reflexión sobre la violencia juvenil. Es imperativo que trabajemos juntos para prevenir estos actos y asegurar un futuro seguro para nuestros jóvenes. La justicia debe actuar con severidad, pero también debemos buscar formas de educar y rehabilitar a los jóvenes para que no se conviertan en agresores.