El día fatal: 35 muertes y cientos de obras de arte perdidas bajo las aguas
El 4 de noviembre de 1966, Florencia, una ciudad italiana, experimentó su inundación más devastadora, siendo auxiliada en su reconstrucción por los Ángeles de Barro. ¿Sabes cómo contribuyeron exactamente estos ángeles al proceso de recuperación?
Tl;dr
- Florencia fue inundada por el río Arno en 1966, causando 35 muertes.
- La inundación también destruyó muchos tesoros artísticos.
- Los «ángeles de barro» contribuyeron a rescatar y restaurar las obras de arte.
- Florencia ha tomado medidas para evitar futuras inundaciones.
La inundación que asoló a Florencia
El 4 de noviembre de 1966, la ciudad italiana de Florencia fue devastada por una inundación catastrófica. El río Arno, que había estado lloviendo durante diez días, se desbordó con una ola de tres metros de altura que arrasó con todo a su paso. La inundación no sólo cobró la vida de 35 personas, sino que también causó daños irreparables a algunos de los tesoros artísticos más valiosos de la humanidad.
Una tragedia inesperada
La inundación sorprendió a muchos ciudadanos desprevenidos, ya que los errores de comunicación impidieron que recibieran una advertencia adecuada. La ciudad quedó sumergida en un «inmenso lago» de aguas lodosas que se extendían por más de 6 kilómetros cuadrados. Además de las vidas perdidas, la inundación dejó 600 mil toneladas de barro en la ciudad, conocida como la cuna del Renacimiento.
Los Ángeles de Barro
En medio de la tragedia, surgieron los «ángeles de barro», un grupo de individuos, en su mayoría estudiantes de arte, que acudieron de todas partes de Italia e incluso de otros países para enfrentar la emergencia. Estos valientes voluntarios ayudaron a rescatar y restaurar obras de arte como estatuas, cuadros y libros históricos que estaban en museos y bibliotecas. Entre ellos se encontraba el cantante italiano Antonello Venditti, quien recordó la «ciudad en blanco y negro, completamente cubierta de barro».
La recuperación y el aprendizaje
Desde la tragedia, Florencia ha tomado medidas para protegerse contra futuras inundaciones. Se han construido barreras de inundaciones, embalses y presas, y se han implementado sistemas especiales para proteger las obras de arte en caso de inundación. La emblemática Última Cena de Giorgio Vasari, por ejemplo, ahora está equipada con un mecanismo que la eleva automáticamente a una altura mayor en caso de inundación.
Opinión editorial
La inundación de Florencia en 1966 es un recordatorio sombrío del poder devastador de la naturaleza, pero también de la capacidad de resiliencia y recuperación del ser humano. La historia de los «ángeles de barro» es un testimonio de la solidaridad y el amor por el arte que puede surgir en medio de la adversidad. Aunque las cicatrices de la inundación todavía se sienten en Florencia, la ciudad ha aprendido valiosas lecciones de la tragedia y ha tomado medidas para proteger su rica herencia cultural para las futuras generaciones.